viernes, 30 de septiembre de 2011

Un león en el escudo…

Cuando hablamos de la historia de un apellido, tarde o temprano surge inevitablemente un tema: El escudo del linaje o el escudo del apellido…

Y si nos centramos en nuestros Arandas, podemos encontrar muchas variantes sobre escudos relacionados con el apellido. Pero antes hay que hacer una puntualización. Los escudos concedidos a un linaje son eso, de un linaje, de una rama familiar de ese apellido, y si no somos descendientes de ese linaje no tenemos el derecho a usar su escudo de armas. Y para saberlo el único camino es una concienzuda labor de investigación.

¿A qué viene esto? Pues verás, mirando el escudo que aparece en la cabecera del grupo de facebook noté algo en falta. Todo lo que allí aparecía era cierto, y ya iremos viendo que significa, pero faltaba algo…el león.

Todo escudo de armas se forma con una serie de particiones, llamados cuarteles, que son a su vez escudos independientes y que corresponden a concesiones que a lo largo de la historia se le van concediendo al linaje.


Partes_del_escudo


Una vez precisado esto, sigamos con lo del león que da título a estas líneas.

Allá por la mitad del siglo XV tenemos a Fernando de Aranda que, aunque también participó en algunas acciones en tiempos de los Reyes católicos, fue durante el reinado de Enrique IV cuando alcanzó más notoriedad. Aunque sus coetáneos eran conscientes de su valía, también le tachaban de tener a veces la lengua demasiado larga “…algo descalabrado del cerebro en el dezir y hablar. Tanto que dezía algunas vezes …yo quito reyes y yo los pongo ”.

A pesar de estas bravuconadas, no se le podían negar sus habilidades negociadoras, ni sus méritos en el campo de batalla, donde acudía con un buen número de soldados bajo su mando. Esas acciones le valieron algún regalo del rey, como aquella ocasión en la que le regaló 3 varas de seda de terciopelo morado y ocho de paño de Brujas, aunque no tenga demasiada certeza a cuento de qué.

Pero es en un documento de fechado el 7 de diciembre de 1.467, cuando el rey plasma sus reconocimientos por los servicios recibidos de su vasallo:

“ Don Enrique, por la gracia de Dios, Rey de Castilla, de León, de Toledo… por hazer bien e merced a vos, mis leales vasallos,los del linaje de Aranda, vecinos e naturales de la Muy Noble e Leal çibdad de Alcala la Real por los buenos e leales servicios que me aveis fecho e hazeys de cada dia e hizieron vuestros antepasados guerreando con la lanza en la mano contra los moros, reçibiendo muertes e cabtiverios y derramando mucha sangre…

…tengo por bien que agora y de aqui adelante para siempre jamas vos y vuestros hijos y los que de vos y dellos vinieren podades traer en vuestras armas un leon de las mias…

…porque es razón que los que lealmente aman y siempre sirven a la Corona real, de aquella reçiban merçed e onra, y por esta mi carta vos apruebo por leales y limpios …”


El documento sigue y sigue en esos términos tan ampulosos y rimbombantes, pero pienso que sería pesado transcribirlo completo, y más cuando considero que lo esencial, la concesión del leon real para el escudo familiar ya está descrita. No obstante, si tenéis curiosidad por leer el documento completo, está a vuestra disposición.

aranda1


El lugar donde se coloca el léon o leones pues varía en las diferentes versiones que hay del escudo. Ocupando una mitad como en el que vemos más arriba. O con dos leones rampantes apoyados sobre la torre del puente como aparece en esta fot0 de un escudo de Aranda de Duero.


aranda 2


Pero de todas las versiones que he visto hasta ahora, me seguiré quedando con la que aparece a continuación. Es una copia de un escudo encontrado en el derribo de una casa hace unos años …

45d-2-70


Y para terminar, cuando se tratan estos temas de escudos de linaje y glorias pasadas, y para mantener los pies en el suelo, suelo acordarme de una frase que Cicerón dejó en una de sus obras:

“... No es en nuestro linaje, sino en nuestras acciones,

donde debemos buscar el lustre de nuestros apellidos...”

miércoles, 14 de septiembre de 2011

The Morning Line

Benjamin Aranda

No, no te has equivocado…estás en la página donde cuando tengo un poco de tiempo intento contarte algo sobre los Aranda. Pero pienso, y espero que me des tu opinión sobre esto, que además de conversar sobre cómo le fueron en sus vidas a nuestros Arandas que vivieron hace siglos, no vendría mal tampoco escribir algo sobre aquellas personas que en nuestra época tambien llevan ese apellido.

Bien, pues en ese contexto se sitúa esta foto con esa extraña estructura metálica…

Hace unas semanas paseaba por Viena, cerca del palacio Belvedere, y al entrar en una plaza que conmemora al ejército ruso, una  suave música llamaba mi atención y hacía que dirigiera la mirada hacia una extraña estructura ubicada junto a la fuente.

Se puede pasear por dentro para contemplar como se ensamblan sus piezas en un extraño orden, y hubiera seguido mi ruta vienesa si no me hubiera fijado en el cartel que informaba sobre ella:

The Morning Line, se llamaba aquella obra, y era idea de Matthew Richard y …ahí saltó la sorpresa…Aranda/Lasch & Arup AGU.

¿Qué hacía un Aranda ligado a tan extraña obra en una plaza vienesa?

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Pues resulta que este Aranda, Benjamín de nombre, es un arquitecto de Nueva York, que junto con su socio Chris Lasch investiga en su estudio sobre materiales y estructuras para aplicarlo posteriormente en sus edificios.

Y consecuencia de esa investigación es esta obra que fue presentada en la  3ª Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de Sevilla que se celebró en el 2.008.

Mide 20 metros de ancho, por 8 de altura, y está basado en una forma a la que Benjamín y su socio llamaron “bit” (dicen que basado en un tetraedro, pero por muchas vueltas que le he dado no conseguí ver el parecido). El caso que es una pieza que puede ampliarse o disminuirse en su escala, con lo que las posibles estructuras son innumerables.

Despues de su presentación en Sevilla, ha ido itinerando por diversas ciudades que quería contar con esta obra. Así ha visitado Estambul, Venecia, y ahora Viena, donde estará hasta finales de noviembre.

Así que si algún día en uno de tus paseos por alguna ciudad te topas con esta extraña figura, ya sabes, en su diseño trabajó un Aranda que cambió el metal de las espadas de sus antepasados para darle forma como arte…