sábado, 6 de noviembre de 2010

Las ramas de mi arbol…

Había oído un trozo de conversación, o quizás fue que leí algo, pero mientras regresaba a casa aquella tarde, una vaga idea iba tomando forma. Una hoja de papel en blanco y un lápiz fueron el comienzo.

Después, mi nombre en el centro del papel y un pequeño trazo vertical que lo unía al de mis padres, y desde allí, otras pequeñas líneas descendían hacia los nombres de mis hermanos. Hasta ahí todo bastante fácil, así que seguí trazando líneas y adosando parientes, ahora eran líneas que desde mis padres seguían a mis abuelos, y desde estos a mis tíos, y después mis primos… aquello  comenzaba a complicarse…y más allá,  comenzaba el terreno familiar más desconocido, donde ya me sentía inseguro, ya que de algunos apenas conocía más allá de su nombre.

Pero aquella pagina que ya no estaba en blanco, comenzaba a llenarse y a tomar una forma curiosa, tenia forma de árbol, estaba formando mi árbol familiar…

arbolito

Seguir ampliándolo ya no era tan fácil, la memoria de los mayores ayudaba bastante, pero también tenía sus límites. Habría que buscar  otros medios y además buscar más hojas. Pero estas también terminaron por admitir que no eran el método más adecuado para contener aquella figura con nombres, líneas y que cada vez se asemejaba más a un frondoso  y ramificado árbol. Había llegado el momento de emprender un apresurado cursillo sobre como se tratan estas peculiares especies.

Descubrí que hay programas informáticos que suplen a las hojas de papel. Todos tienen la misma finalidad. Acoger y ordenar los datos que poco a poco vamos recopilando, entre sí solo difieren en la cantidad de cosas que son capaces de hacer con ellos. Unos son gratis,otros de pago, pero casi todos  tienen un idioma común que les permite, si llega el caso, compartir la información. Es el formato GEDCOM.

La lista de este tipo de programas informáticos es muy larga. Al final la decisión sobre cual elegir es nuestra y dependerá de con cual de  ellos que nos sintamos más cómodos, de aquel cuya apariencia sea más atractiva, o simplemente nos decantaremos por aquel que  sea gratis.

Nos iremos acostumbrando a nombres como GenoPro, Family Tree, Personal Ancestral File, etc. y entre ellos saldrá nuestro ayudante para ir dando forma a nuestro arbol, que acabará impreso en alguna de las muchas posibilidades que nos da la informática para tener en nuestras manos el resumen del devenir de nuestra familia con el paso de los años.

collage

Pero también, poco a poco, te das cuenta que no solo te interesan saber nombres, fechas y la relación familiar que los une, sino que quieres saber algo más sobre sus vidas, donde vivieron, o como se ganaban el sustento. Serán las hojas que irán cubriendo esas, en principio, esquemáticas  ramas de nuestro árbol familiar.

Y caerás en la cuenta de que cuando abriste la puerta del tiempo que te ofrecía la genealogía, el ir confeccionando tu árbol familiar no es el final, es solo el principio…

domingo, 24 de octubre de 2010

¿ Llave o escudo ?

Hemos oído con frecuencia ese aforismo que afirma que la historia siempre la escriben los vencedores. Se trataría, por tanto, de uno más de los beneficios que la victoria acarrea. Narrar casi a capricho cómo se gestó el triunfo.

Y ya sabemos cómo acabó esta contienda en la que participaron los primeros Aranda y que durante siglos, libraron unos pueblos liderados por unas banderas ligadas a una determinada religión. Las batallas entre moros y cristianos ya las conocemos, así como la victoria final de los reyes cristianos.

Luego vino lo habitual en estos casos, la alabanza y el elogio al bando propio. El contar como se produjo, aumentando los méritos propios y minorando aquello de lo que no se podía enorgullecer. Claro está que eso suponía también no dar el merecido trato a los oponentes vencidos.

Así que no debe extrañarnos el símil con el que ha pasado a la historia la ciudad de Alcalá una vez conquistada. La Llave de Granada.

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Escudo de la ciudad de Alcalá la Real (Jaén)

Está claro, por tanto, que es una visión muy esclarecedora de lo que suponía la ciudad para el bando vencedor, ya que la conquista de esa fortaleza suponía el abrir no solo en sentido figurado, sino también en el real el acceso a la vega granadina.

Pero ¿ y los granadinos? ¿también la consideraban la llave?. Sin duda, ellos tenían en alta estima lo que suponía ese baluarte defensivo y lo llamaban de otro modo. Era su escudo nazarí.

Distintas maneras de ver un mismo asunto. La llave que permite el acceso y el escudo que defiende un tesoro. Y eso era para ambos bandos la fortaleza de La Mota, un tesoro que defender o conquistar dependiendo del punto de vista.

Te cuento todo esto porque, sabiendo como te interesa todo lo relacionado con nuestro apellido Aranda, seguro que te dará curiosidad por leer las páginas de un libro editado recientemente.

Su título es ese El escudo nazarí. Y su autor Emilio Sánchez Sanchez, a quien su pasión por la Historia, ya que es licenciado en esa materia, le llevó a documentarse y contarnos de una manera amena los entresijos de la conquista de fortaleza alcalaína.

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Escudo de la dinastía nazarí. Palacio de la Alhambra. Granada

Porque como ya estamos viendo en estos pequeños retazos que voy narrando, nuestros Aranda tuvieron un destacado protagonismo en la lucha por esa llave y en la derrota de ese escudo nazarí.

Por las páginas del libro descubrimos el paisaje de esa época, las costumbres de sus habitantes, sus modos de vestir, como se alimentaban, sus miedos y sus anhelos. Y esos nombres que ya se nos van haciendo conocidos como Pascual Sanchez, Pedro Fernández de Aranda o Domingo Romero, añadiremos otros como los de Diego Lope de Haro, Alonso Ortíz o Antonnio de Córdoba que al asentarse con sus familias en el castillo alcalaíno darán lugar a una amplia saga familiar de la que iremos poco a poco relatando sus peripecias.

Adarga o escudo nazarí.

Es en definitiva la historia de un escudo que se resistió a la conquista y que aún daría muchos dias de lucha, tal como vaticinaba Pascual Sanchez al oir a uno de sus soldados que exclamaba que por fín todo había terminado, él, que era un soldado experimentado en muchos años de peleas fronterizas, le replicó:

-Al contrario, ahora es cuando todo comienza...

jueves, 29 de julio de 2010

Los primeros que llegaron…

Cuando escribía hace unos dias sobre la mejicana ciudad de Arandas, pensé que deberíamos dedicarle algo más de tiempo a esos primeras llegadas de emigrantes españoles.

Más aún, cuando entre esos primeros pasajeros aparece una Aranda, Catalina de Aranda, a la que ya citamos de pasada. He vuelto a buscar en los Catálogos de Pasajeros y es la primera de nuestro apellido que aparece incluida en los pasajes allá por el año 1514. Era de Granada y viajaba a los territorios de Nueva España, al no especificar de ella más que los nombres de sus padres entendemos que era soltera y buscaba comenzar, como el resto de los que hicieron la travesía, una nueva vida.

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El puerto de Sevilla a mediados del siglo XVI

Pero centrando el tema, el descubrimiento del continente americano vino seguido del consiguiente intento no solo de obtener beneficios económicos, sino también de inculcar la religión católica a la población autóctona. Para conseguir lo primero, se mandaron tropas para controlar el territorio, y para lo segundo, se intentó controlar el flujo migratorio con la pretensión de que solo llegaran personas de reconocida fe cristiana. Así se les prohibía el pasaje a judíos, moros, o condenados por herejía, alcanzando esa prohibición incluso a sus nietos. A pesar de existir estas limitaciones, también hay que reconocer que se eludían en muchas ocasiones, unas veces por falta de rigor en las comprobaciones, otras por las inclusiones de manera clandestina en los barcos con destino a América.

En los primeros años se necesitaba una licencia real para poder realizar el viaje, pero una vez fundada la Casa de Contratación en 1503, era esta la encargada de otorgarlas. Cómo la manera de examinar esos requisitos de idoneidad resultaban complejos y, en muchas ocasiones, de difícil comprobación, a partir de 1.511 esas limitaciones se retiran y solo queda la obligatoriedad de anotar los nombres y algunas reseñas sobre su identidad.

Pocos años después, 1517, se vuelve a restringir el viaje de nuevo, y es a partir de mediados del siglo XVI cuando se establece una normalización en cuanto a los requisitos para conseguir la licencia para embarcar. Eran necesarias una documentación personal y la información sobre limpieza de sangre, aunque esto también tenia su modo de evadir, como el figurar en documentos colectivos en los que aparecían como criados o integrantes del séquito de algún funcionario o noble

La media de pasajeros por barco, por cierto bastante pequeños, era de 14 y las condiciones del viaje no eran precisamente de comodidad, ya que viajaban en unas cámaras de 2,20, por 2,70, en la que a veces viajaban hasta cinco personas con sus correspondientes enseres, y aunque no siempre se solía llegar a ese número no dejaba de ser una exigua estancia. Y si no haz la prueba señalando esas dimensiones e intenta imaginar como cinco personas con sus baúles y alimentos pueden alojarse en ese escaso espacio disponible.

A todo eso, hay que añadir los alimentos para el viaje, que resultaban también una costo añadido, y no precisamente de los menores. Aunque como asunto curioso, y los que halláis viajado en barco quizás los habéis comprobado, debido al balanceo de la embarcación y los consiguientes mareos, no siempre se consumía toda la comida comprada para la travesía, con lo que el sobrante una vez llegado a puerto y casi siempre ante la imposibilidad de llevarlo consigo, suponía una ganancia extra para la tripulación una vez que se vendía en puerto.

La mayoría de los que emigraban estaba por debajo de los 34 años, sobre todo propiciado por las duras condiciones no solo para el viaje, sino también por la vida que esperaba al llegar.

Ruta Flota de Nueva España y flota Tierra Firme[4]

Ruta de las flotas en la travesía hacia America

Era un viaje que iniciado desde Sevilla o Cádiz, recalaban en la isla de La Martinica, tras un periodo entre 20 y 30 días, y tras reponer agua y víveres, la flota se separaba, unas embarcaciones se dirigían hacia Cartagena de Indias, mientras que la flota de Nueva España se dirigía hacia Veracruz.

Al llegar a tierra firme comenzaba una nueva odisea de la que en muchos casos nos ha llegado testimonio escrito y a la que le dedicaremos la atención que se merece, porque entre esos primeros emigrantes, además de la ya citada Catalina, iban otros Aranda, como Martín de Aranda hacia Trujillo, en Perú, Diego de Aranda, nombrado Regidor de Campeche, en Méjico, o los hermanos Alonso y Pedro de Aranda, enrolados en la compañía de García de Lerma, gobernador de Santa Marta, en Colombia…

jueves, 8 de julio de 2010

Santa María de Guadalupe de los Aranda

Al conversar se abre un impensado abanico de posibilidades de aprender. Así, cuando hace unas semanas, comencé a escribir en este blog algunas de las cosas que había encontrado sobre nuestros Arandas, el nombre que le puse fue ese…hablemos de los Aranda.

Esperaba que, con el tiempo y la conversación, iríamos aprendiendo historias, anécdotas y cosas curiosas sobre ellos, sobre nosotros. Y afortunadamente, así va sucediendo…

Viene todo esto, porque hace unos días, Mirna me sorprendió al comentar algo que descon0cía sobre los Aranda, provocando, por tanto, que la curiosidad hiciera de las suyas y que me pusiera a buscar.

Ya sabéis que, cuando nos acercamos a nuestro apellido, de las primeras historias que surgen son las referidas al origen, y por tanto, que nos lleve a la ciudad burgalesa de Aranda de Duero.

Pero resulta que hay al menos otra ciudad que lleva por nombre nuestro apellido, se trata de Arandas, en el mejicano Estado de Jalisco.

escudo de arandas

Escudo de Arandas

El devenir de los Aranda me ha tenido atareado en sus andanzas en el contexto peninsular hasta que las circunstancias sociales, económicas y políticas propiciaron las corrientes migratorias hacia otros territorios. Unas emigraciones que, como ya sabes, tienen su momento más álgido durante los siglos XIX y XX. Eso hace que, a pesar de que conozco las listas de pasajeros que durante los siglos anteriores han emigrado hacia tierras americanas, siempre me he fijado en los flujos migratorios de estos dos últimos siglos y su destino prioritario hacia Sudamérica. Por eso me ha llamado poderosamente la atención la existencia de esta ciudad con un nombre tan cercano a nosotros y que eso espoleara mis deseos de saber algo sobre ella…

Ya desde antes de la instauración oficial del virreinato de Nueva España (1535), entre cuyos territorios estaba incluido el del actual Méjico, ya tenemos noticias de la llegada allí de españoles apellidados Aranda. El origen de estos primeros emigrantes, casi todos soldados y navegantes, eran Extremadura, Andalucía y la meseta castellana. Así ocurre, por ejemplo, con Catalina de Aranda, que desde Granada y en el año 1514 aparece en el Catálogo de Pasajeros a Indias, un inmenso acopio de información sobre la emigración hacia América y que se guarda en el sevillano Archivo de Indias, y al que ya le dedicaremos una merecida charla.

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Anotación de Catalina de Aranda en el Catalogo de Pasajeros de la Casa de Contratación de Indias

Y un lugar donde se afincaron rápidamente estos pasajeros fue en los Altos de Jalisco. Es una zona que se caracteriza por un predominio de fenotipo hispánico. Y esto es debido, primero, a que no existía una población indígena abundante antes de la llegada española y después, a que esa escasa presencia fue prácticamente aniquilada entre episodios bélicos y de epidemias. Allí, por tanto, era un lugar idóneo para que numerosas familias se asentaran y entre ellas estaba la nuestra, los Aranda.

A mediados del siglo XVIII, la familia Hernández Garmiño pretendió formar allí un núcleo de población, por lo que inició los trámites ante la Audiencia de Guadalajara, pero se encontró con la oposición de la familia Camarena que deseaba hacerlo en sus terrenos. El motivo de esta oposición habría que buscarlo con mucha probabilidad en las prebendas que podrían lograr si la ciudad estuviera en sus tierras, ya que les podría aportar el disfrute de cargos públicos, y el beneficio en forma de rentas que se podrían obtener de ellos.

La Audiencia tomó una decisión intermedia, ni en las tierras de unos ni en las de los otros, sino entre ambas. Pero en esas tierras habitaban los Arandas, así el poblado se llamó Santa María de Guadalupe de los Aranda. Y con el tiempo el nombre se acortó en el actual de Arandas.

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Iglesia de San Jose Obrero (neogótico)

Una vez que ya tenemos la ciudad se nos presenta una duda aunque tampoco demasiado importante. Porque los que portan el apellido Aranda y provienen de esa zona, pueden serlo por descender de aquellos miembros de la familia que allí vivían, o bien, que al trasladarse a otras zonas no quisieran olvidar sus raíces y adoptaran como apellido el lugar de origen. ¿ A que te resulta familiar esa doble posibilidad?

Fue la misma que surgió cuando aquel Romero castellano que huyendo de la justicia a tierras fronterizas adoptó el nombre de su ciudad de origen. Pero, como te decía, es algo que carece de importancia, a fin de cuentas estamos hablando de Arandas y de un pasado común.

Más calado tiene, sin embargo, el abrir una nueva vía para seguir aprendiendo sobre nuestro pasado, y en este caso, de aquellos que fueron a vivir al territorio mejicano y a los que volveremos a prestar merecida atención conforme vayamos conociendo más historias.

jueves, 17 de junio de 2010

El prisionero de Pascual

Seis meses duraba ya el asedio al castillo, y la última tentativa también había fracasado. Pascual, ante el punto muerto en que estaba el cerco, obtuvo permiso para visitar y ver como iban las cosas en su casa. Allí, en Martos, cuando le vieron llegar, la primera pregunta que le hacían sus familiares y allegados era saber que tal iba el cerco alcalaíno.

Y la misma pregunta hizo aquel pastor al que cogió preso bajos las murallas de la Mota y que anhelaba tener noticias ya que le preocupaba su familia que estaba cercada dentro del castillo. Pascual fue sincero. Iban mal y con ganas por parte del rey de abandonar.

-Si me dejas libre, te diré como ganar Alcalá.

Así de concisa y tajante fue la contestación del prisionero, que ante lo decidida e inesperada respuesta lo dejó perplejo. No paró a pensar si era una fanfarronada o no. Tal como estaba, con los grilletes para que no escapara, lo echó sobre una mula y volvió grupas hacia el lugar donde estaban plantadas las tiendas del campamento real.

tropas arabes

Por el camino, para asegurarse que no era una estratagema, fue indagando y pidiendo datos de cómo sería posible lo que le había prometido. Y así supo de la existencia de un pozo en el adarve. Esto del adarve es una calle más o menos estrecha que a lo largo de la muralla permite a la guardia patrullar y vigilar el exterior de las murallas y también en caso de ataque, llegar con más rapidez a las zonas de más necesidad defensiva.

También averiguó que no había otra modo de abastecimiento de agua a la fortaleza y que había un modo de evitar el suministro a través de una mina que bajo tierra y desde fuera de las murallas llegaba hasta el pozo.

Si asombrado iba Pascual con lo que oía, no menos quedó el rey y sus ayudantes ante el modo tan relativamente fácil para doblegar a los sitiados. Así que se pusieron a la obra y cuerda con cubo que lanzaban los de dentro, cuerda que cortaban los de fuera.

Miniatura de las Cantigas de Santa maría, de Alfonso X el SAbio

Miniatura de las Cantigas de Santa Maria, de Alfonso X el Sabio

Si la cuerda la cortan, pensaron los cercados, con el hierro de una cadena lo tendrán más difícil. Pero la respuesta fue fabricar unos ganchos que trabando las cadenas, impedían subir el agua. De ese modo, cercados por las tropas castellanas por fuera y asediados por la sed dentro, la rendición llegó pronto. El castillo de la Mota pasó a ser ya dominio del reino de Castilla y estrechaba aún más las fronteras del reino nazarí. Pero de eso habrá tiempo de hablar, quedan aún muchas peripecias fronterizas antes de que los Reyes Católicos consigan colocar el pendón real en la Torre de la Vela en la Alhambra.

En cuanto al pastor que proporcionó el modo de conquistar el castillo, obtuvo su recompensa con creces. Además de la libertad prometida, consiguió otras regalías como el poder votar en los cabildos y también un sustancioso salario.

jueves, 10 de junio de 2010

El contexto histórico…

Hemos esbozado ya cómo llegan los Aranda a estas tierras andaluzas de frontera, también en este mapa hemos situado la comarca desde donde se extenderán a nuevos territorios, y nos apareció también el castillo alcalaíno de la Mota donde, durante algunos siglos, nuestros antepasados impondrán su ley.

Pero queda aún algo pendiente para meternos ya en faena de las peripecias familiares: conocer un poco el contexto histórico.

Para continuar con la trayectoria histórica que iniciamos hace días cuando nos referíamos a las Navas de Tolosa, ya sabes en el 1213, te diré que a partir de ese momento la frontera con los reinos moros va a sufrir constantes alternativas que, aunque la dinámica que nos presenta es un lento pero imparable cerco al reino granadino, esto no quita para que ciudades de importancia estratégica vayan siendo ganadas y perdidas en función de las habilidades y poderío guerreros de los contendientes.

Es el caso de nuestra fortaleza alcalaína, la Mota. Y aunque Fernando III, el Santo, la conquista a mediados del siglo XIII, de nuevo vuelve a ser conquistada por la monarquía nazarí granadina, que la conservará durante casi un siglo hasta su pérdida definitiva a mediados del siglo XIV. Y es ya a partir de la primera mitad de este siglo cuando la frontera entre el reino castellano y el granadino se va estabilizando, lo que provoca frecuentes batallas.

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Para no cansarte mucho con nombres y fechas, pero para que te hagas una idea de ese progresivo aislamiento del reino granadino, te señalo la importancia de la batalla del Salado, en 1.340, ya en el reinado de Alfonso XI, con lo que se consigue cortar las ultimas incursiones provenientes del continente africano,cortando las ayudas que el reino nazarí granadino podía recibir del otro lado del estrecho de Gibraltar.

Tras esta victoria, el monarca se fija en Alcalá y su castillo, un lugar de vital importancia estratégica hacia Granada. Y ahí es donde hacen su aparición pues nombres que ya te van sonando como los de Pascual Sánchez, Domingo Romero, o el hijo de este y yerno de Domingo, Pedro Fernández de Aranda, acuden desde la cercana población de Martos a colaborar en el asedio.

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El rey Alfonso XI estaba impresionado por lo inexpugnable del castillo, ya que tras seis meses de cerco no había manera de rendir a sus defensores.  Pero se le ocurre una idea, piensa que si  socava los cimientos de una de las torres de la muralla,  al caer abrirá una vía de ataque al interior del castillo.

Esa era la teoría, pero la realidad fue más tozuda.  El procedimiento era sacar tierra y piedras bajo la torre e ir entibando con maderas para después incendiarlas, con lo que al no tener ese sustento, el propio peso de la estructura la haría caer. Es lo que en la literatura de la época se llama poner en cuentos. Pero cual fue la sorpresa de los cristianos cuando, al caer ese trozo de muralla, observaron que detrás había un segundo  muro defensivo.

El rey quedó tan decepcionado que pensó en desistir del asedio y marcharse con sus tropas en espera de mejor ocasión. Pero una conversación  en principio intranscendente cambió totalmente el devenir de los hechos, Y ahí tuvo una destacada participación Pascual Sánchez …

jueves, 27 de mayo de 2010

Algo sobre La Mota…

Mientras te comentaba algunas cosillas sobre Pascual Sánchez, caí en la cuenta de que un paisaje y un lugar nos va a surgir constantemente durante las próximas  semanas, y que antes de continuar, sería conveniente conocerlo un poco.

Me refiero al castillo de la Mota. Si bien ese es su nombre, tomado del cerro donde está enclavado, también se le ha llamado  Alcalá de Aben Zaide, denominación que  proviene la traducción que aparece en las crónicas cristianas del nombre árabe, Qalat Banu Said, o Qalat Ibn Said.

Una vez conquistada definitivamente la fortaleza por el rey Alfonso XI en 1.341, la ciudad que se forma en su interior y, que, poco a poco, se va expandiendo hacia su ladera Este, pasa a llamarse Alcalá la Real. Pero la fortaleza, no obstante, mantendrá hasta hoy, el nombre con el que es conocida : La Mota.

AlcalaXVII Dibujo del Castillo de la Mota. S. XVII

Está ubicada la  fortificación sobre una colina que ronda los mil metros de altura sobre el nivel del mar, y que llegó a ser el punto neurálgico de una línea defensiva, casi inexpugnable, colocada por el reino nazarí de Granada en su frontera norte, y que la complementaban los castillos de Montefrio y Moclín.

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Territorio del reino nazarí de Granada

El recinto ocupa aproximadamente unas tres hectáreas y su estructura defensiva la componen tres líneas de muralla con siete puertas que permitían el acceso al castillo. En la actualidad, la entrada principal la constituye  la Puerta de la Imagen y construida en la torre llamada también de Santa María.

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Vista aérea de la fortaleza

Otras torres, hasta siete según diversos estudiosos, completaban una defensa difícil de batir como iremos viendo. Nos han llegado sus nombres: Atalaya, del Farol, la Mazmorra, Homenaje, etc.

El territorio sobre el que tenía influencia era muy amplio, llegando en su momento de más esplendor a controlar casi 700 kilómetros cuadrados. Para un mejor control y defensa del territorio se ayudaban de un sistema de atalayas, defendidas por dos o a lo sumo tres vigilantes, y que situadas en lugares elevados,casi siempre rocosos y de escasa utilidad agrícola, formaban un cinturón de protección cuya misión era la de descubrir y avisar de las incursiones del enemigo, avisando a las defensas del castillo mediante humo durante el dia, o fogatas cuando era de noche.

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Atalaya de Mingoandrés y al fondo la silueta del castillo de La Mota.

jueves, 20 de mayo de 2010

Pascual Sánchez, adalid del Rey (I)

Cómo ya te dije el día anterior, es el suegro de nuestro primer Aranda. Tuvo buen acierto al buscar esposa, y fijó sus ojos en la hija de Pascual Sanchez, y esta a su vez en él. Este Pascual era nada menos que el adalid de las tropas en la ciudad de Martos.

Esa palabra, adalid, que proviene del árabe addalil, significa guía y en castellano conserva ese significado de persona que dirige, y que una vez trasladado al ámbito militar nos identifica al jefe de una guarnición. En este terreno fronterizo en el que nos movemos, quien desempeñaba esa función, tenía asignadas importantes tareas:

Disponer las emboscadas

Formar las partidas que luego participarán en las algaradas

Elegir los lugares donde establecer las atalayas

Realizar incursiones en terreno enemigo para recabar información, etc.

Es un puesto interesante al que han dedicado sus estudios algunos historiadores, recogiendo con más amplitud no solo las funciones, sino también las peculiaridades de su nombramiento. Si te interesa saber algo más sobre los adalides, puedes buscar, entre otras, en la obra que el Conde de Clonard dedicó a la historia de la infantería y caballería españolas. Eso sí acumula algo de paciencia porque esa obra la componen 16 volúmenes.

Así que volvamos a nuestro Pascual. Mandando las tropas acuarteladas en Martos, una de las misiones que tenía era la de hostigar a los enemigos de la cercana ciudad de Alcalá la Real, camino natural y firme baluarte antes de llegar a Granada.

Una noche se dirigió hacia la fortaleza alcalaína, situada en lo alto de un cerro y del que tomaba su nombre, la Mota. Ya describiremos en su momento esta impresionante atalaya, uno de los ultimos baluartes antes de llegar a Granada.

Pascual, y así seguimos con nuestra narración, lanzó una escala sobre el adarve y consiguió meterse en uno de los corrales donde guardaban los rebaños de cabras. Su intención era proseguir hacia el interior del castillo para recabar más información, pero escuchó algunos ruidos que le alertaron. Entre el rebaño de cabras había alguien más, sigiloso, se movió hacía donde provenía el rumor y descubrió, sorprendido, a un pastor que estaba alimentando a unas crías recién nacidas.

No se lo pensó dos veces, se lanzó sobre el asombrado cabrero y consiguió inmovilizarlo. Con la boca tapada para que no diera la voz de alarma, volvió sobre sus pasos y bajó por la escala. Conforme se alejaba de las murallas iba pensando en las preguntas que le haría a su prisionero, aunque tampoco esperaba conseguir mucha información, pero en cualquier caso, se congratulaba, tenía un cautivo que podría ayudarle en las tareas de su casa.

Aquella internada, una más de las que se realizaban cada cierto tiempo, y que en un primer momento les pudo parecer insustancial, al pasar unos meses cobró una especial relevancia para el control de la fortaleza alcalaina como veremos en los próximos dias…

jueves, 13 de mayo de 2010

En tierras de frontera…

Nos habíamos dejado a nuestro fugado de la Justicia, en tierras de frontera con los reinos moros del sur de la Península Ibérica y, acogiéndose a los privilegios que la condición de homiciano le proporcionaba.
       Allí, en la ciudad de Martos, se casa con una mujer de la que solo nos ha llegado su apellido, Zayas. Y con ella tuvo al menos un hijo, conocido como Pedro Fernández de Aranda, con lo que llegamos a nuestro actual apellido desde aquel Romero de las ya lejanas tierras castellanas.

Peña de Martos

Peña de Martos con su castillo en la cima   

Este cambio pudo deberse a un intento para borrar a sus descendientes las huellas de un pasado oscuro, circunstancia que, sin embargo, luego fue usada como un mérito del linaje, aunque en su momento lo justificaron como un recuerdo y un referente al lugar de procedencia.
     La tradición también narra, basándose en comentarios transmitidos de generación en generación, que pudo haber algún hijo más y que este mantuvo el apellido inicial de Romero, fundamentando esa tesis en los numerosos habitantes que en la zona aún llevan ese apellido. Pero desconocemos, si eso llegó a ocurrir así,  el porqué a uno de los hijos se le cambió el apellido y al otro no.
       Pero entrando ya de lleno con nuestros Arandas, porque ya el antiguo apellido apenas volverá a aparecer, llegamos a un momento a partir del cual las noticias que nos llegan no son tanto basadas en las tradiciones orales y transmitidas de padres a hijos, sino aquellas  anotadas en la numerosa documentación que de la época se guardan en los archivos históricos. Eso sí, tampoco hay que creerse a pie juntillas todo lo que allí se escribe.
      Pues bien, sigamos con este Pedro Fernández de Aranda ya afincado en tierras jienenses y en continua vigilia frente a sus adversarios moros. Se nos casó con la hija de Pascual Sánchez, adalid de las tropas de la ciudad y del que hablaremos el próximo dia, y con ella tuvo cuatro hijos, tres varones, Juan Sánchez de Aranda, Gonzalo Fernández de Aranda y Andrés Fernández de Aranda, y una hija, Juana Sánchez de Aranda.
      Y te aseguro que con las andanzas tanto de ellos, como de sus descendientes vamos a tener conversación para rato, porque si el entorno que tenían era propicio para ello, no lo era menos que tampoco se andaban por las ramas ni eran reticentes a la hora de  meterse en conflictos.

Pero todo eso lo iremos viendo poco a poco.

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jueves, 6 de mayo de 2010

La torta de Aranda

Cómo todo no va a ser conversar sobre las andanzas de nuestra gente, que para eso siempre tendremos tiempo, hoy vamos a dedicarle unas líneas al tema de la gastronomía.
Hace unos días me comentaron sobre un tipo de pan o de torta de aceite, ya que de ambas maneras lo he encontrado, y que llevaba nuestro apellido.

Se trata de la torta de Aranda.

Dice una canción popular castellana...Si pasas por Aranda, prueba el vinillo, la torta de pan blanco y el asadillo...

Esta torta es un tipo de pan que se prepara desde muy antiguo en esa zona de Castilla y , a la que ahora se intenta proteger con la catalogación de Indicación Geográfica Protegida (I.G.P.) Se trata, por tanto, de un producto muy ligado desde antiguo a la alimentación de los labradores por su paladar sabroso y sus cualidades nutritivas.
La información que nos ofrece Patrimonio Gastronómico la describe como un pan de forma redonda, aplanada y con punciones en su superficie de color dorado.
Se suele preparar en grandes piezas, más de 50 centímetros de diámetro, y en torno a los 8-9 de grosor.
Esta torta contiene aceite de oliva y se la considera como el acompañante ideal para los asados.

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Por si te apetece prepararla te digo como se hace, aunque como en tantas recetas, y más en estas tradicionales, siempre hay un toque personal que distingue unas de otras,y del que no siempre se hace partícipe a los demás, incluso cuando buscaba la receta, me salía siempre para prepararla con 10 kilos de harina, algo que creo excesivo, porque para una prueba con menos cantidad debería ser suficiente, salvo que vayas a preparar un gran banquete:


1 kilogramo de harina
18 g Sal
250 g Masa madre con levadura
580 g Agua
15 g Levadura
60 g Aceite de oliva

Los ingredientes, menos el aceite, se mezclan y amasan durante 15 minutos a una temperatura de unos 26°C. Se divide y bolea la masa.

Luego se deja reposar durante unos 30 minutos en bola, así se da tiempo para que la masa crezca.
Después de reposar, se extiende la masa y se le da la forma, en el que la pieza se estira con los dedos, hundiéndolos en toda la superficie de la torta a modo de punciones.

Se unta después la torta con aceite, y se mete en el horno durante 25-30 minutos a una temperatura de 220 °C. Se hornea la torta sin vapor. Se saca la torta del horno y se unta nuevamente de aceite y ya está lista. No parece muy complicada su elaboración.

Cómo podéis comprobar, y debido a los ingredientes que lleva, es un producto con bastantes calorías, por si estáis a dieta o el tema del peso os preocupa. Una vez hecha la torta , suele durar un par de dias y conservada a temperatura ambiente, al igual que le ocurre a otro tipo de panes, al endurecerse pierde calidad.

Así que teniendo en cuenta todo lo dicho, solo falta acompañar a las tortas de Aranda con un buen asado y un vino adecuado.


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jueves, 29 de abril de 2010

Crimen y perdón…

           Después del ajetreo de la batalla sigamos, ya algo más tranquilos si nos dejan, tras la senda de estos precursores de nuestros Aranda que, poco a poco, van abandonando tierras castellanas. Unas veces en busca de honores y fortuna como vimos el otro día con aquellos que marcharon hacia Aragón, pero otras, porque no les quedaba más remedio que huir,  ya que el motivo son las  cuentas pendientes con la Justicia.

Así que leamos lo que se dice de otro de estos Romero que abandona los páramos burgaleses:

             “… Suzediendo en el tiempo adelante fue otro deszendiente de este linaje de Don Romero, que se dijo, Domingo Romero. El qual siendo manzebo, sobre vandos que en la villa de Aranda avía, mató a otro, por lo qual obo de ausentar de ella y venirse a la villa de Martos, que en aquel tiempo era frontera de moros, a ganar privilejio del dicho omizidio, y allí, como cavallero bien ejerzitado en el arte militar, haziendo entradas con otros cavalleros en tierra de moros, servía a Dios y a su Rey…”

Vamos a desmenuzar un poco este párrafo, porque algunos de las palabras que aparecen nos servirán para ir entendiendo algunas de las peripecias de las que hablaremos en un futuro.

Comencemos con eso de los bandos, porque nos los encontraremos con bastante frecuencia  mientras transitemos por la historia de los siglos XIV al XVII. Y no son ni más ni menos que las alianzas que se establecen entre los miembros de una misma familia  y que se enfrentan a otro bando formado, a su vez, por los miembros de otro linaje. El motivo, seguro que te lo imaginas, conseguir alguna cuota de poder local. Aunque a veces hay otro tipo de pretextos como injurias, deslinde de tierras, etc.

El modo en que se desarrollaban este tipo de conflictos lo podemos recrear como autenticas batallas campales y casi siempre en ámbitos urbanos,  generando en ocasiones un curioso fenómeno, el encastillamiento,  el encerrarse con armas y gente en un edificio, fueran del tipo que fuesen, incluso los religiosos, para defenderse o esperar a que se apaciguaran los ánimos.

Resultado de estas peleas callejeras,en las que se empleaban todo tipo de material al alcance de la mano, desde armas a piedras, sin menospreciar herramientas artesanales o las de las labores agrícolas,  es que hubiera algún herido y, en no pocas ocasiones, algún muerto. Y cuando esto ocurría , había pocas posibilidades de resolver el asunto,  bien mantener el tipo ante los deudos del muerto que buscarían venganza amparándose en el llamado derecho de sangre, o bien, poner tierra por medio y acogerse al privilegio de homiciano.

Y esa segunda opción, y no por ello  la menos peligrosa,  fue la que eligió nuestro antepasado homicida.

Este privilegio, englobado en el llamado derecho fronterizo, era muy antiguo, ya que aparece incluso en el siglo X, pero había caído casi en el olvido hasta que, cuando se reactivan las  luchas contra los reinos musulmanes del sur, se llega a la conclusión de que se necesita más población para no solo repoblar, sino también para defender las tierras conquistadas.

Así que cualquiera que tuviera deudas con la Justicia solo tenía que acogerse a ese privilegio y dirigirse a alguna de  las ciudades a las que se les había reconocido el poder ejercerlo. Eso sí, algunos delitos quedaban exceptuados, el de traición, ruptura de tregua real, y a lo que se les añadía otra más sin perdón de ningún tipo, el raptar a  la esposa del señor feudal.

Y hacia la ciudad de Martos, perteneciente hoy a la provincia de Jaén, se dirigió nuestro hombre para purgar sus penas.

Pero, cómo de lo que sucedió allí vamos a comentarlo dentro de unos días y para terminar hoy este tema, me gustaría llamarte la atención sobre un detalle que recoge el párrafo que estamos viendo. Esas líneas están incluidas en una obra que busca la exaltación de un linaje, por lo que llama la atención que cite expresamente un origen honroso  a partir de un homicida. Pero estas obras, pueden ser cualquier cosa menos ingenuas y cualquier detalle por nimio que pueda parecer tiene su intención.

Se cita el pecado, pero no qué tipo o qué contexto rodeó a esa muerte, porque lo importante a resaltar  es la dualidad pecado-redención. Y en la Edad Media hubo una auténtica obsesión en torno al pecado. Y como una vía de expiación y de limpiar el nombre quedaba el luchar…

“ …como cavallero bien ejerzitado en el arte militar, haziendo entradas…en tierras de moros, servía a Dios y su Rey…”

Caballero, Moros, Dios y Rey , palabras y conceptos que permitirán que el linaje recupere el lustre  perdido y se encamine hacia la senda de la gloria que es a la postre lo que buscan este tipo de obras.

Pero todo eso lo iremos viendo poco a poco…

jueves, 22 de abril de 2010

Comienza la dispersión…

El linaje de Don Romero se va extendiendo y asentando en la comarca arandina, pero algunos de sus descendientes buscan nuevos horizontes, unas veces de manera obligada, otras por propia voluntad y buscando mejorar su posición social,   comienzan a dispersarse a otros lugares de la península ibérica.

Son unos siglos en los que la vida va a girar casi siempre en torno a las luchas contra los reinos árabes, por tanto, no debe extrañarnos que surjan una y otra vez, referencias a episodios bélicos que serán relatados, en ocasiones, con una exaltada vehemencia. Pero entremos en materia mientras vamos asistiendo a la dispersión de nuestros antepasados, desde su patria chica a los confines más apartados…

Escribe Sancho de Aranda en su Discurso genealógico:

“ De este mismo linaje de Don romero fue descendiente otro cavallero que se llamó Don Garzía Romero, el qual según lo que despues fue, se devía de ir al Reyno de Aragón desde manzevo, e serbir al rey; do le suzedió tambien la ventura que vino a ser gran señor como aquí se dirá…”

Y lo que le sucedió fue, ni más ni menos, que se encontró encuadrado en las tropas del rey aragonés en un momento clave de la Historia.

Y ese momento es nada menos que La Batalla, como se le conoce entre los árabes, o Las Navas de Tolosa como pasó a los anales cristianos, y que supuso un punto de inflexión en la correlación de poderes entre ambos bandos y marcando el inicio del declive de los reinos musulmanes en la península ibérica.

El momento es julio de 1.212, y el lugar, las Navas de Tolosa, unos llanos situados al norte de la provincia de Jaén y cercanos a los desfiladeros de Despeñaperros. Hacia allí se dirigen las tropas de una coalición encabezada por el rey de Castilla Alfonso VIII, al que se unen Sancho VII de Navarra, Pedro II de Aragón y Alfonso II de Portugal.

Junto a ellos hay fuerzas pertenecientes a las Órdenes de Santiago, Temple, Calatrava y Malta. El papa Inocencio III convoca a su vez a los cruzados que por miles y desde todos los puntos del resto de Europa, acuden a la llamada papal.

En conjunto, las tropas cristianas rondaban los 70.000 combatientes, después de las deserciones que se producen por distintos motivos.

No obstante, eran muy inferiores en número a las musulmanas que, aunque algunos escritores han cifrado que superaban los 200.ooo mil soldados, la mayoría cifran sus fuerzas algo por encima de los 120.ooo hombres. Y con una participación tan diversa como sus oponentes.

Al frente se encontraba la infantería marroquí, cuyas espaldas eran guardadas por los infantes de Al-Andalus. Detrás y cubriendo los flancos estaba la temida caballería africana, autentico azote de las tropas cristianas por su velocidad y destreza.

Detrás de ellos armados también con lanza y espada, esperaban, a caballo, los arqueros turcos, que eran una unidad mercenaria de élite. Y en última línea se encontraba la Guardia Negra, soldados esclavos del Senegal que atados con cadenas, rodeaban la tienda del sultán que,vestido totalmente de verde y con el Corán en una mano y una cimitarra en la otra, no dejaba de arengar a las tropas.

Es comprensible la preocupación que se percibía en el bando cristiano ante la magnitud de las tropas oponentes, y que, además, contaba con el factor estratégico, ya que el sultán con acertados movimientos tácticos había conseguido dejar a los cristianos cercados por las montañas y con escasa capacidad de maniobra. Por fortuna para ellos, un pastor, incluso la leyenda dice que San Isidro, les señalo un camino alternativo que seguía una antigua vía romana, y que les permitió preparar en mejores condiciones la batalla.

En las crónicas que recogen los hechos, siempre aparece el nombre de  Don Garcia Romero al frente de las tropas, acompañando a Diego Lope de Haro, hasta conseguir romper las defensas enemigas:

“…Don Garzia Romero llevó la delantera  y primera  batalla de los primeros encuentros…e hizo maravillas de su persona en los enemigos delanteros…”

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El enfrentamiento pasó por varias alternativas sin que se decantara por uno de los bandos hasta que en un ultimo intento,  los reyes cristianos inician con las ultimas filas de sus ejércitos un ataque decisivo que consigue elevar el ánimo de las tropas, y provocando, lo que al final fue determinante, un ataque frontal contra el lugar desde donde el sultán dirigía la lucha.

Ha sido este momento el que mayor interés ha suscitado en los cronistas por el dramatismo y crueldad con el que se actuó. el hacinamiento de atacantes y defensores, estos  atados con cadenas o enterrados en el suelo para indicar que no se marcharían, provocaron tal carnicería que, según los testigos, los caballos difícilmente podían maniobrar entre tanto cadáver amontonado.

Esta acción ofensiva que consiguió romper la defensa del sultán y que lo obligó a huir a la desesperada, propició el desánimo de sus tropas y la victoria final de las tropas cristianas.

Esa acción tan espectacular y que gráficamente quedó relacionada con la rotura del cerco de cadenas de la tienda del sultán, supuso para muchos de sus participantes el añadir al escudo de armas de sus linajes el símbolo de las cadenas.

La derrota musulmana supuso el inicio de un declive que aunque pausado, aún se tardaría casi trescientos años en conquistar la totalidad de las tierras a los reyes árabes, ya no tendría vuelta atrás.

El desarrollo más detallado de esta decisiva batalla ha sido profusamente estudiado y aparecen numerosas reseñas en la web.

jueves, 15 de abril de 2010

Aranda de Duero

         Pronto, y continuando con nuestra saga familiar, nuestros Romero comenzarán su particular diáspora y dejarán atrás la ciudad que dio lugar al apellido. Por eso pienso que antes de que eso ocurra, sería obligado una pequeña referencia a esta ciudad...
       Su posición geográfica como lugar de paso entre el centro  y el norte de España, le ha propiciado históricamente un destacado valor estratégico. A su vez, el rio Duero que le da nombre,  vértebra geográficamente una comarca que ocupa el sur de la provincia de Burgos y en cuyo centro de esa vega se encuentra nuestra ciudad: Aranda de Duero.
        Se habla que esa comarca pudo estar poblada desde unos 2.000 años antes de Jesucristo, pero que no llega a tener una población estable hasta que se asientan en torno a las orillas del rio, los arévacos, una población de origen celta  bastante belicosa, y que, por cierto, se las hicieron pasar bastante mal a los romanos hasta que estos consiguieron meterlos en cintura. Para esta gente, lo de morir de enfermedad era una auténtica afrenta, así que buscaban afanosamente la gloria muriendo en combate, y hasta allí los acompañaban también sus mujeres, que por lo que cuentan los que de esto saben, también les iba la marcha de la guerra por lo que recibían el correspondiente adiestramiento para la contienda.
         Pero no será hasta el reinado de Ordoño I, un rey asturiano de la segunda mitad del siglo IX, cuando Aranda de Duero se convierta en un asentamiento estable de población y con un marcado carácter militar, ya que tenía como misión la defensa de uno de los muchos puentes construidos a lo largo de su historia pero que, también debido a las guerras, acababan siendo destruidos.
       Ya a partir del siglo XIII, Aranda adquiere identidad propia, y se integra con Sancho IV en el  reino de Castilla. Los siguientes soberanos como Pedro I el Cruel, le conceden privilegios, e  incluso Enrique IV el Impotente, la convierte en residencia de su Corte.
       No sé porque, y haciendo un inciso en el devenir de la ciudad,  me da la impresión de que ese alias de Enrique IV te ha llamado la atención,o incluso has esbozado una sonrisa perpleja. Te contaré de carrerilla de donde procede el mote. Esa impotencia perpetua que se le achacaba, más bien era una impotencia "selectiva". Vamos que solo le ocurría con su esposa, Doña Blanca de Navarra.
      El resultado es que, alegando todo eso, y no sé qué encantamientos de los que era sufridor, consiguió anular su matrimonio y, poco después, casarse con quién él quería, su prima Doña Juana de Portugal, con quien tuvo, ya al parecer sin demasiados problemas, una hija.
      Pero cómo  a Enrique IV nos lo vamos a encontrar muchas veces y en relación a las peripecias de nuestros Aranda, ya seguiremos charlando de él y sus circunstancias.
     Continuando de nuevo con nuestra ciudad, a partir del siglo XV  se inicia una etapa de desarrollo centrada en la agricultura y la producción vitivinícola.
     En la actualidad, mantiene esa importancia que le da la elaboración del vino, integrado en la denominación Ribera del Duero, y  junto a una destacada producción industrial que la convierte en uno de los puntos más  importantes de la actividad económica de la región.
       Su población rebasa ya los 33.000 de arandinos y arandinas, que es como se conoce a sus habitantes.
       Y creo que ya está bien, ¿no te parece? y si quieres saber más  sobre la ciudad, ahí puedes leer algo más sobre ella.

Seguiremos…

lunes, 12 de abril de 2010

¿Aranda o Romero?

Cuando se indaga cómo y donde surge el apellido Aranda, nos encontramos siempre con un cambio, con una alteración. El momento en el que los descendientes del linaje Romero pasan a llamarse Aranda.

¿Porqué ocurre eso? cómo ya comentábamos otro día, es un modo de recordar el lugar de origen cuando se produce la dispersión. Así que hablemos un poco de esos antecesores, los Romero y el contexto social en el que vivían antes de poblar otros territorios .
Nos encontramos en los páramos de las tierras burgalesas pertenecientes al Reino de Castilla y en plena Baja Edad Media . En la cronología histórica es un periodo amplio que abarca desde el siglo XI hasta el XV, con todo lo de arbitrario que podáis imaginar que supone el compartimentar la historia.
Cómo tenemos muchos datos de sus descendientes en los dos siglos finales de la etapa, y a falta de mejores noticias, vamos a ubicarlos a comienzos de ese amplio periodo.
Son décadas complejas, al endurecimiento del clima se une a un bajo rendimiento de la agricultura, provocando hambres, epidemias, muertes, y por tanto, una baja densidad demográfica.


En el terreno político, no van las cosas mucho mejor. El rey tiene muchos problemas para imponer sus directrices, casi siempre a cambio de alguna cesión a unos señores feudales que están, a su vez, casi en constante conflicto entre ellos, a la vez que no dejan de imponer en sus territorios una voluntad que se traduce, con una creciente intensidad, en unos impuestos que deben soportar los habitantes de sus tierras, y provocando como consecuencia más disturbios.
En ese ambiente que a muy grandes rasgos he esbozado, no os extrañará que uno de estos señores, llamado Don Romero pleiteara con las autoridades de Aranda. Los documentos nos narran así el conflicto:


" ...como tuviesen muchas diferenzias y questiones con los de la villa de Aranda sobre los términos,vinieron a las manos, y recrezerse muchas muertes y hambres..."

Ante lo cruento del conflicto, se buscó un acuerdo que pasaba, como suele suceder en estos casos, por la concesión de cargos y prebendas al bando que lleva todas las de ganar, que en este caso era en el que militaba Don Romero. El mismo documento detalla la oferta:


" ...que la villa les daría para ellos y para sus descendientes los ofizios de alcaydias, alguazilazgo y rejimientos...despues de esto vinieron en conzierto con ellos, que se viniesen a vivir a ella ( a Aranda) y que en enmienda , de un servizio, que los que en ella vivian les avian de pagar lo que llamaban Martiniega..."


Eso de la Martiniega era un impuesto como ya te habrás imaginado, en otro momento hablamos de ellos. El nombre le viene porque se cobraba en noviembre, para el día de San Martín.

Pues ya tenemos, siguiendo con lo nuestro, a este linaje de Don Romero en Aranda de Duero. Y vamos a continuar con alguno de sus descendientes, y uno de ellos va a tener especial importancia cuando en su momento hablemos de los blasones familiares, se trata de Pedro García Romero de la Puente.
Este hombre, al que se le supone piadoso por sus obras y adinerado porque pudo llevarlas a cabo, observaba el peligro que entrañaba el paso del rio.
(He obviado hablar de él, porque he supuesto que ya sabías que el nombre de Aranda de Duero tenía su motivación en ese caudaloso rio castellano.)
Así que se le ocurre pagar a su costa el puente para poder pasar con facilidad de una a otra orilla. Costea la construcción del primer arco y principal que era también el más cercano a Aranda, pero desgraciadamente no puede ver completada la obra porque muere. No nos ha llegado el motivo por el que sus descendientes no continuaron las obras, ya que el segundo arco lo costeó de sus arcas la propia villa, y el tercero, y más pequeño, lo pagó el maestro que dirigía las obras.
En mitad del puente se puso una torre, y de ahí el motivo por el que en el blasón aparece un puente de tres arcos y una torre en su centro…

…Seguiremos.

miércoles, 7 de abril de 2010

¿ Y el origen del apellido?

Ya va siendo hora que entremos en materia, el origen del apellido.  Que conste, y te aviso de ello, que , si en siglos aún no se han puesto de acuerdo los grandes estudiosos de la genealogía, no pretenderás que yo te dé la solución. Pero te daré algunos datos para que, al menos, te hagas una idea y si te apetece intentes darle una solución a tu gusto.

Decíamos hace unos días, vamos a recordar un poco,  que había orígenes de un apellido basados en un nombre, era los patronímicos…los Sánchez, los Pérez, Martínez etc., que procedían de un Sancho, o de un Martín. Pero también estaban, entre otros, los toponímicos, ya sé, un nombre un tanto extraño y resultón para hacer chistes malos, pero qué le vamos hacer, así se dice de aquellos apellidos que provienen de un lugar.  Porque en eso si que se ponen todos de acuerdo, nuestro apellido tiene su origen en un lugar ¿pero cual?

Hay quien dice, otro día entraremos en los nombres de esos estudiosos de la genealogía, que el apellido Aranda es una castellanización de una palabra vasca, Arandía, que significa bosque de endrinos que , por si no lo sabes, de su fruto, la endrina, se obtiene ese licor anisado y tan peculiar llamado pacharán. Puedes entrar en ese enlace por si quieres saber algo más, y si te gusta el licor, siempre puedes decir que es cosa de familia…

Hay quien lo cuenta al revés este origen del apellido, provenían de Burgos y al afincarse en Navarra y posteriormente pasar al País Vasco, modificaron el apellido convirtiéndolo en Arandía.

Otros, sin embargo, dicen que no, que los primeros Aranda provenían de  una familia del linaje Romero avecindada en la ciudad burgalesa de Aranda de Duero y que al marchar a otros lugares cambiaron su apellido en recuerdo del lugar de origen.

Esta versión con alguna variación en cuanto a detalles es la más aceptada, ya que asimila las diversas posibilidades, tanto de un origen navarro o vasco, con el de una procedencia burgalesa. Al final convergen en Aranda de Duero y de ahí comenzaremos el próximo día nuestro ratillo de charla sobre nuestros antepasados.

lunes, 5 de abril de 2010

¿Cuantos Aranda hay?

Vaya preguntita para reanudar la conversación…

Cuando nos da por mirar en algún foro de genealogía, o rebuscar en el socorrido Google para saber de nuestro apellido, a la vista de los resultados obtenidos, parece que somos muchísimos. Pero cuando comenzamos a indagar un poco más sobre el tema, poco a poco nos damos cuenta que la posición del apellido Aranda en esa peculiar clasificación no es ni mucho menos de las primeras. Así que ya buscaremos otro razonamiento para presumir de apellido, porque el de frecuencia no va a ser. Pero no te preocupes, llevamos un apellido con mucha solera y mucho del que hablar.

En algún momento, a alguien le dio por hacer un estudio de la distribución de nuestro apellido y su frecuencia. Los hay muy fiables, como el del Instituto Nacional de Estadística, solo que tiene un marco de estudio reducido a la población española. Eso sí, es muy detallado. No solo te da la  frecuencia del apellido por provincias, además desglosa los resultados según sea el primero, segundo o cuando el Aranda va por partida doble…Aranda al cuadrado que decían algunos en el instituto.

Por si te interesa, ahí tienes el enlace, seguro que la curiosidad te lleva a echar un vistazo.  http://www.ine.es/fapel/FAPEL.INICIO

Pero ¿qué pasa en el resto del mundo? Pues ahí el asunto se complica un poco. Más que nada por la fiabilidad de las estadísticas en muchos países. No obstante,  a la University College London se le ocurrió estudiar la distribución de apellidos en 26 países. Es su principal limitación en nuestro caso, ya que al ser un apellido hispano solo se estudió su distribución en España y Argentina, por lo que la implantación en otros países americanos, salvo Estados Unidos, no aparece.

Cómo creo que la curiosidad te va a poder, también te dejo el enlace. http://www.publicprofiler.org/worldnames/Main.aspx

Hasta otro ratillo…

martes, 30 de marzo de 2010

¿ Comenzamos… ?

En cierta ocasión me preguntaron…¿porqué tenemos apellidos? Es algo tan natural, tan consustancial con nosotros, que nunca había prestado atención… a mis apellidos.

-Pues para saber quien soy, quien es mi familia.

Fue mi respuesta apresurada, para salir del trance inesperado.

Después, cuando he vuelto a formular la pregunta a  otras personas, he recibido multitud de respuestas y de lo mas variopintas:

-Para poder identificarnos, dijo uno, sería un lío para llamar a alguien.

- Si no fuera por los apellidos, igual te casas con tu prima y no veas el follón, me contestó otro más práctico aún.

- El apellido, sentenció alguien, es el nombre con el que se distingue a la familia a la que perteneces.

Familia y apellido, así se configura ese, a veces, tan complicado binomio cargado de fuerza y que solemos enarbolar como nuestro estandarte personal.

¿ Pero como surgen?  Eso si que ya es más fácil de contestar. Las respuestas venían cargadas de datos y argumentaciones, que si los que se originan a partir de un nombre propio, que si de una profesión, o un lugar…

…Sí, ¿os acordáis de aquella extraña clasificación que teníamos que aprender en la escuela? …Claro,esa misma que después de tantos años sin oírla, se te ha venido a la cabeza: patronímicos, toponímicos, descriptivos…

Y mi familia, mi apellido…mi Aranda…¿ donde lo meto en esa clasificación? Ya puestos a saber de mi gente, quería saber algo más, y pensé que podía empezar por su origen.

Pero para ser el primer día,  quizás ya esté bien. ¿Si te apetece seguimos otro día?

…Y hablamos de los Aranda.